LA RESPUESTA
Muda a mis ruegos, impasible y fría, 
en el sofá de rojo terciopelo
un pálido jazmín hecho de hielo 
tu enigmático rostro parecía.
La hostia solar, en roja eucaristía,
se ocultaba en el mar; y, al dulce cielo, 
el divino Chopin su desconsuelo
en un sollozo trémulo decía.
Y cuando, por oír esa palabra 
que eternos lutos o venturas labra, 
te hablé de tu desdén y mi agonía,
con ademán de reina mancillada 
me clavaste el puñal de tu mirada, 
muda a mis ruegos, impasible y fría.
MEDARDO ÁNGEL SILVA
 
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